El yoga es una compleja y antigua tradición mística con una historia de más de 5000 años. La civilización del yoga se originó y desarrolló en lo que es hoy la actual India, concretamente en los valles del rio Saraswati (desaparecido hacia el 1900 a.c.) y el rio Indus.
El yoga es lo que tradicionalmente se denomina una enseñanza para la liberación (moksha-shástra), aunque también podríamos decir para el despertar, la emancipación, la iluminación o quizás más cercano y familiar, para la autorrealización. Dicho despertar se refiere a librarse de la profunda creencia de vivir como un individuo independiente con libre albedrío y “separado” del resto del mundo. En este sentido, decir que en la lengua sánscrita uno de los significados de la palabra yoga se traduce como unión y por tanto volver a la no separación. Desde la perspectiva del yoga (y de la mayoría de tradiciones místicas de la humanidad), esta vivencia-creencia que parece de lo más real y que resulta ser lo más normal en las personas, es la ilusión (maya), espejismo que es la causa del sufrimiento (dukha) humano.
Yoga es pues una vía de liberación y aunque haya gran diversidad de “yogas”, todas las ramas, escuelas y líneas apuntan o deberían apuntar a YOGA. Otra cosa es el gran desconocimiento y malentendido que se ha popularizado y en muchas formas de yoga actuales la esencia yoga no existe o escasea y la cosa se queda en una práctica para acondicionar y relajar el cuerpo y mente, en una mejora, en un “crecimiento” personal, etc. Y de alguna manera esto parece normal, ya que parece ser que en la característica humana solo una minoría de minorías prioriza como valor de la vida por este intenso impulso trascendencia y liberación (mumushuktua) y cuando estas disciplinas místicas se socializan, llegan a ser casi una moda, pierde en muchas ocasiones su esencia real.
Además de liberación el yoga también se refiere a todos los métodos, prácticas y disciplinas que conducen a yoga, y en este sentido la tradición védica (vaidika dharma, cultura de donde procede el yoga) es una de las más ricas y variadas de la humanidad y desde sus orígenes se han ido consolidando múltiples y variados “yogas”. Resaltar que en este sentido la vaidika dharma muestra total libertad y abertura a todas las formas y variedad de métodos que pueda abarcar la dimensión humana. Cualquier forma es buena si es sincera y se dirige a la esencia. Y como muestra el Bhagavad Gita:
“Según la manera en que los hombres se abren a mi, así yo me muestro a ellos. Tal y como me aman, yo les amo. Pues, aunque muchos son los senderos del hombre, finalmente todos llegan a mí.” B.G. IV, 11
Toda esta variedad espiritual y diversidad de “yogas” pueden algunas resultar absurdas e incluso a veces contradictorias entre ellas si se mira de manera superficial y sin conocer su verdadera base fundamental. Y por muy simple que pueda resultar una aproximación yóguica determinada, todas ellas requieren un profundo compromiso de auto transformación. Si no nos entregamos a sobrepasar el miedo al cambio y tendemos a aferrarnos a nuestros hábitos establecidos, no podrá haber yoga, no lo podremos reconocer en nuestra aparente persona.
De entre todas las formas de yoga podemos distinguir seis ramas principales que se adaptan a los diferentes temperamentos, caracteres, etapas y necesidades de la vida humana. Por lo que el yoga puede encajar en cualquier tipología ya que cada rama pretende corresponder a alguna de esas distintas preferencias y capacidades:
El yoga del conocimiento o sabiduría, es el camino hacia la autorrealización mediante el ejercicio de la comprensión gnóstica (comprensión del ser, de lo real, lo absoluto). Se inclina hacia el estudio de las escrituras, la razón, el argumento, el debate; concretamente, consiste en el ejercicio constante de discriminación entre lo real y lo irreal y la meditación en y a través del ser (atman). Virtualmente esta rama es idéntica al camino espiritual del vedanta.
El yoga de la devoción, se enseña a transformar las emociones i impulsos de vida en interés y devoción hacia Brahman. Es el camino de la mística donde todo proviene de la gracia del absoluto. Todo esto se ha mezclado tradicionalmente con el uso de soportes (elementos a los que dirigirse y para hacer uso en el ritual) y relaciones externas. Los ritos, rituales y ceremonias son los soportes, y la adoración de un guru y de un ser supremo es el enfoque de las relaciones.
El yoga de la acción, la liberación a través del servicio que trasciende a uno mismo, acción desinteresada. Implica una inversión completa de la naturaleza humana, pues requiere que cada acción se lleve a cabo con una disposición de ánimo radicalmente distinta a nuestra manera de ser cotidiana. Nos propone que además de asumir las responsabilidades personales por las acciones que toca hacer, ofrezcamos el trabajo y fruto al absoluto (brahman) y esto trae consigo una auto ofrenda, o abandono del ego (la creencia de creerme ser una persona con voluntad y libre albedrío).
El término sánscrito tantra significa “tejido”, “entramado”. En sentido técnico significa “continuidad”, cuyo propósito es la liberación a través del ritual, la visualización, el trabajo de la energía sutil y el arte de disciplinarse en dirigir cualquier acto, proceso, necesidad o circunstancia de vida humana hacia la liberación. Tradicionalmente también se entiende como la expansión de la conciencia a través de la liberación de la energía.
Yoga real (de reyes) o yoga clásico. Se corresponde principalmente con el yoga expuesto por Patañjali en los yogasutras o, más bien con el denominado “camino real” del óctuplo sendero (ashtânga-yoga). La práctica continuada de los ocho pasos lleva la creciente luz de comprensión hacia el conocimiento final o samadhi. Estos ocho pasos comienzan con la armonización personal en unas actitudes sociales e individuales hasta ir progresando en una intensa actitud concentrativa que hace disolver la idea del yo.
El yoga de la fuerza cuyo propósito es la liberación a través de la transformación psico-física. Conseguir un perfecta sensibilidad y purificación del individuo en toda su dimensión (física, energética, emocional, mental) para poderla trascender. De entre todas las técnicas de esta escuela, las prácticas respiratorias (pranayama) y las posturas mantenidas (asana) son las que popularmente se conocen más en occidente y que erróneamente se consideran como el único yoga, cuando solo constituye una pequeña parte de esta gran dimensión.
A las tres primeras se les suele llamar ramas, ya que se consideran las tres fundamentales y al resto se les suele denominar escuelas.
El yoga integral es una práctica combinada de estas seis principales ramas y escuelas, también se le denomina purna-yoga (yoga completo). Esta síntesis de diferentes métodos tradicionales de yoga fue creada por Sri Aurobindo (1872-1950), quien promovió también esta práctica conjunta. Ha tenido varios estilos y uno de los impulsores fundamentales fue Swami Sivananda.
El estilo de yoga integral de APAYI sigue la escuela “unitiva” creada por Jordi Barqué (fundador de APAYI) y es principalmente una combinación de jñana-yoga, tantra, vedanta advaita, psicología de la autorrealización y hatha-yoga línea unitiva. El hatha-yoga línea unitiva está basado en Nil Hahoutoff y la psicología de la autorrealización.
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19/01/2018
Última actualización: Noviembre 2024